Skyscrapers At Nimmerland
» Glass lullaby ♥
Don't hurt yourself fixing what's broken




posted : jueves, 9 de agosto de 2012
title : ~ Te corto, boto y adiós. ».

« Doesn’t mean I’m lonely when I’m alone… » 


¿Sabes que puedo soñar en colores? Antes solía hacerlo en blanco y negro, hasta que llego el pintor a mi cabeza y comenzó a darle vida al cuadro. 

¿Sabías que al final, mi comienzo fue el día en que dejo de ser “nosotros” y se convirtió en “yo”? Solo tuve que quedarme con una letra, regalar una nueva y deshacerme de las demás. 

Como mujer, guardo en esa caja roja hecha de venas y arterias dos secretos. El primero, es que soy una fantasiosa niña que cree que todo, todo es absolutamente posible. 

El segundo, dice que la mentira a veces me domina. Esa ponzoña azul que se enreda entre las ramas de mis neuronas, se entremezcla con el potasio, se hace parte de la energía, de los impulsos y de mi vida. Y me emponzoña, para que yo jamás le confiese a nadie que en el fondo sé odiar. 

Sé odiar. Sé odiar y con razón. En ese rincón del alma, donde la solución siempre ha sido deshacerse de la parte mala de la manzana. Cortar ese color difundido que no va con el brillante amarillo, tirarlo a la basura y comerse el manjar sano. Donde lo enfermo es marginado, discriminado y acosado hasta la muerte. 

Aunque no lo crea nadie, la solución más simple, de cortar, botar, adiós, no está entre mis opciones. Yo no puedo cortar, botar y adiós. Son dos partes unidas en uno. Una parte sana demasiado infectada con la enferma y viceversa. Han nacido hermanas, siamesas. Si me deshago de una me deshago de la otra. Y no puedo deshacerme de la sana. No sería justo para ella. 

Pero, para que lo sepas, sí odio a la enferma. Ahora la odio. Quizás mañana no lo  haga. Pero hoy, es aquello que no quiero en mi vida. Entonces sana, quizás no sea justo para ti. Pero hoy a ti también te odio. Mañana te volveré a querer. Pero hoy te corto, boto y adiós. 

Aunque te necesite, pero sana, estás con la enferma. Y la enferma me contagia. Y lo siento sana, pero yo no puedo estar enferma. No puedo sentir la bacteria apoderándose de mis defensas, eliminando mis plaquetas, comiéndose el alimento de mis blancos. Ya no quiero seguir medicada de antibióticos sabor a sal, que me intoxican el alma. Yo no soy yo si me medican. 

Así que te corto, boto y adiós. Por hoy. 

Mañana quizás ambas estén sanas. 


posted : domingo, 19 de febrero de 2012
title : ...creemos que sí. Pero no ~ ♥


Pongamoslo así. Nos fuimos de vacaciones. Cortas.
Te acompañó con una sonrisa en el rostro.
Una pequeña pero dulce sonrisa. Y en tus facciones te mostraste inconforme.

¿No te suena? Perfecto, tengo otra guardada bajo la manga.
Estaba desesperado por conseguir una estampilla. Casualmente la ultima que tenias y que necesitabas de igual manera.
Se la cediste. No dijo "gracias". Ni con los ojos, manos o pasos.
Solo calmó su rabia y asintió.

¿Todavía? Bueno quizás haya una que recuerdes más.
Cumpliste una y mil fantasías. Esta vez si te regaló una sonrisa. Creíste que por fin lo habías conseguido, sin embargo...
A su almohada le estuvo comentando la soledad que el rodeaba. Pura y fría soledad.

Ahí está, algo cercano, algo vago pero cercano. Eso que de a poco reclama al rencor en tu interior que se despierte. Como fierecilla, como animal hambriento, que se muere de sed, que le falta un algo. Con la última se podría lograr que vaya de caza. A por lo que se merece.

Y te hablo de ahora. De ahora cuando te sientes sola. De ahora cuando no hay como buscarle una salida. De ahora cuando creemos que sí vendrá, que sí te dará su mano. Que eres su prioridad así como él es la tuya. Pero no es verdad. No es verdad porque hoy empapaste tus sábanas, rompiste los vidrios, te hiciste una herida. Nunca llegó. ¿Promesas? Esas no sirven. Lo que sirven son los hechos. Lo que sirve es no guardarle rencor, no sentir esa rabia.
Y creemos que todo mejorara cuando se aliviaba el recuerdo.

No es cierto, solo se apaga... una pequeña llama y todo se enciende.
Acéptalo. Creemos que cambiara y que dejarás de ser solo la opción.
Creemos que sí. Pero no.

posted : miércoles, 29 de junio de 2011
title :

«Lo lindo de tener a que aferrarse,
lo malo de que sea un recuerdo.»

Si me dieran una moneda por cada momento en mi vida en que me he sentido así. Ya saben, con esta sensación en el pecho atormentada.
Patética. Sola. ¿Qué mas, mi querida reina del drama? Oh claro, esa dulce manía de tomarte todo enserio.
— Dices que no te has enamorado, jamás.
— No, nunca. Solo una relación con alguien, pero duró poco y no significó mucho. Todo terminó extrañamente bien.
No sé ni porqué vengo a la psicóloga, si no hago más que mentirle. Me pregunto si se dará cuenta. O si al menos lo sospecha. Pero sé que tengo derecho a no compartir nada.
Eso no me ayuda, si ayuda es lo que estoy buscando. Pero vamos, ¿ayuda? ¿Enserio? Tengo orgullo, no puedo aceptarla.
Que hipócrita.
— ¿Son amigos?
— Algo así.
Tal vez no sea lo que espera, pero no hay nada más que pueda responderle. Ni yo misma lo sé, ni quiero averiguarlo. Hay cosas dentro de mí que he preferido ignorar desde hace ya un tiempo.
— ¿Y tu familia?
— Bien, gracias. Mamá llama cada semana. Papá cada mes. Mi hermano está por terminar el sexto grado y mi abuela aún escribe. Oh, se refiere a mi relación con ellos… bien veamos… bastante normal.
Si normal entra dentro del concepto: “Verdaderamente no sé como contarles mis problemas” por supuesto, una relación completamente normal.
— ¿Tus estudios?
—Oh, son geniales. Amo lo que hago. Realmente lo amo.
Bien, no mentí esta vez. Vaya se siente bien no hacerlo.
—No puedo hacer nada si no te abres un poco más.
Ah diablos. Ya se dio cuenta. Bien, tal vez haya algo que pueda compartir…
— Creo que me gusta recordar mucho el pasado. Y aferrarlo a mí.
Le están brillando los ojos, si… sabía que eso la animaría.
— Ya sabe, como que, idealizo sobre mi pasado. Como si fuera un paraíso. Y luego me siento mal acerca de los recuerdos, porque solo son eso, recuerdos. Entonces termino dándome la culpa a mí misma y todo termina en yo, mis lágrimas y un kilo de helado de canela. Y limón. Dios, amo esa combinación es tan increíble.
Pobre chica, creo que ya le he perturbado más de lo que podía. Pero no me he puesto a llorar. Con los años una aprende que hay lugares para no hacerlo. Éste es uno de ellos.
Mi almohada… es otra historia.

posted : sábado, 25 de junio de 2011
title : ~ Finales felices ♥
«Perdóname, las cosas no son como creí que serían.»

— ¡Vuelve acá por todos los cielos, no es allí donde deberías ir!

Aunque trato de detenerla, Annie no responde. Sigue su camino recto hacia donde la lleven los pensamientos.
No la quiero seguir, pero debo hacerlo; estoy atada a ella como si fuese mi siamesa.

— Al menos aligera el paso, ve con más calma... no sé, me asusta esta pasadizo.

Creo que mientras más suplique, con mayor razón acelerará el paso.

— ¿Annie? ¿Cariño, estás bien?

No, claro que no está bien. Ella lo sabe, yo lo sé perfectamente. Todos lo sabemos, lo vemos, pero nadie se atreve a decirlo porque no la quieren ver llorar.

— Lo siento tanto, Annie. Tenías razón, estaba mal. Debí haberte escuchado, debí darme la vuelta y seguir por el camino contrario. Yo no quería… jamás quise…perdóname.

Yo sé que está de espaldas, pero va dejando rastros de gotas detrás suyo. Sé que está llorando.

Diablos, ¿y ahora qué hago?

Es que una ya no sabe que hacer, para donde ir, como calmar ese ardor.

No hay cura. Annie está enferma y no hay cura.

— Quiero olvidar.

Las únicas dos palabras que suelta al detener su paso. Sin darse la vuelta. Sin pedir nada más.

— Yo solo quiero olvidar.

Y me rodea con sus brazos sollozando, inconsolable, perdida, hundida en su dolor. Le acaricio el pelo y la sujeto con fuerza. Me dan ganas de llorar también, pero intento ser fuerte por ella.

— Tú y yo no somos diferentes, sufrimos por igual — le digo desviando la mirada hacia el suelo.
Me quema esa sensación de soledad por dentro, estoy abrazando a una amiga y aún así me siento sola, porque mi testarudo corazón me pide lo que no le pertenece, lo que no puede tener.

— ¿Por qué, cariño? ¿Por qué nos ha tocado vivir esto?

Sera parte de la vida, será un capítulo más… sea lo que sea estamos solas en esto y no hay forma de obtener lo que queremos. Mira que ironía. Así comenzó ese deseo, así termina ahora.

La trágica y dramática historia de nuestra vida, Annie.

No hay finales felices para nosotras.

posted : martes, 14 de junio de 2011
title : ~ Deseos y confesiones de Annie
«Allí está de nuevo, manchándose el vestido por tonterías»

Ella y el millón de maldiciones atorados en un nudo ciego bajo su garganta.
Ella y sus lágrimas traicioneras corriendo entre sus mejillas, aterrizando en sus labios.
Ella y el amargo sabor de una ruptura. Lo salado de sus consecuencias. Lo agridulce de los recuerdos.
Y la muerte del tiempo y las promesas, la pequeña nota sobre la repisa. Un pañuelo y una carta.
Sus memorias, sus recuerdos.
Y sentimientos que no se puede arrancar aún, sonrisas que no son sinceras, máscaras de porcelana ocultas bajo el brazo.
Un agujero negro del que no hay salida. Millones de razones para no vivir hoy, billones para seguir adelante.
Puedo nombrar más de veinte entre las millones.
No se me ocurre ninguna del billón por ahora.
Yo no llevo la cuenta de mis lágrimas, no quiero pensar en esos momentos.
Mi deseo interior no es tenerte de vuelta.
Mi deseo es ser feliz y arrancarme esta pena. Esta amargura. Esta culpa.
Mi espejo me enseña. Mi reflejo me abraza. Mi voz se quiebra, me llueven los lamentos.
Yo quiero soñar, reír, vivir. Bailar.
Quiero olvidar.

posted : jueves, 19 de mayo de 2011
title : ~ esto se llama: Huir.
» You f*cking bastard. I hate you

— ¿Te vas? ¿Así de simple, te marchas?
— No tengo más que hacer acá. Entre mis heridas están los restos de dignidad que me queda. Mañana lo habré olvidado.
— Es una lástima verte partir, pero no puedo detenerte.
— Ni aunque pudieras o quisieras. Esta decisión ha sido tomada después de mucho tiempo vagando en el limbo. No sabes cómo me duele aún; no obstante, me niego a decirte o describirte esto que siento ahora. Jamás lo entenderías.
— Tú lo has dicho.
— Fue un placer grato conocerte. Y no te guardo rencor, yo en el fondo todavía te quiero.
— Es bueno saberlo.
[…]
Cuando partí, dejé atrás más de una maleta llena de memorias. Allí, había cuatro pequeñas muñecas, una peineta, dos monedas de chocolate y una caja de bombones llena de cartas y pensamientos que solían ser importantes.
Yo la llamé mi infancia. Otros dicen que son mis recuerdos.
Si he de ser honesta, ya nada puede detenerme. Aunque nadie lo sepa, y me lo calle cada mañana, esta decisión ha sido tomada hace ya tanto, que pocos pueden hacer algo al respecto. Tal vez nadie pueda.
Yo sé, sé lo que estoy por hacer. Claro que soy consciente.
Aún así quiero hacerlo.
Pero lo haré a mi manera. Sin cartas, últimos deseos, señales.
Nadie sabrá por qué lo hice. Es mi crimen perfecto, donde la única víctima soy yo.
No hallarás evidencia por más que lo intentes. Te admiro si lo haces.
Y al mismo tiempo mi alma se situará alado tuyo y te susurrará: «Imbécil»

posted : lunes, 9 de mayo de 2011
title : ~ historias de Annie (.008)
»Confessions

Caen de dos en dos, como gotitas de lluvia, pero saladas. Simultáneamente, por que es imposible que se pongan de acuerdo para hacerlo al mismo tiempo.
Uno, dos.
En el fondo ella sabe que está mal, pero le gusta imaginar.
Tres, cuatro.
Lo que en un principio te causa risa, luego te hace daño. El efecto retardado de la enfermedad siempre apuñala en el momento menos esperado. Te deja una herida que no se puede curar sin paciencia.
A ella le gusta ser abierta sin anestesia.
Cinco, seis.
Y se pregunta ¿por qué lo hace? ¿Por qué deja que pase? Se dice que quiere ser libre y guardar todo por un rato, como una caja de recuerdos encerrada en su ropero, con llave, cerradura y una nota que dice: “No abrir hasta navidad”
Siete, ocho.
Si vas a escarbar en su herida, con unos guantes de sal y un poco de agua oxigenada, preferiría que te guardaras las ganas y salieras por esa puerta. Has cerrado la tuya con llave, cambiaste la cerradura y se la diste a alguien más. Cariño, deja que ella también lo haga.
Nueve, diez.
Es patético verla llorar con esos ojos derretidos. Sabemos que está mintiendo cuando dice que se siente mejor. No importa si son ya días, semanas, meses o años. Sigue doliendo como la primera vez.
Once, doce.
Tal vez no lo creas así ya, pero no puedes cambiar su apego ni destruir sus sueños. Se llama amor, ese que se mantiene aunque el tornado lo vuelque con fuerza. Las obsesiones se curan con el tiempo, se manifiestan impulsivas, no aprenden lecciones y no lamentan lo que hicieron.
Trece, catorce.
Pero aunque no la perdones, aunque la uses, aunque le duela a veces, lo olvida. Y mañana las catorce lagrimas se volverán solo un momento que ya se enterró.
Te da su otra mejilla, esperando que no golpees, preparada para recibirlo, de todas formas.